Pocos fueron quienes no sintieron el shock de la pandemia el 2020. Entre ellos, lectores que no podían acceder a libros impresos en países de boyante industria editorial: tenían cuentas Amazon y compraban ebooks a través de esa plataforma.

La pandemia le dio un envión al comercio virtual. Se popularizaron aplicativos para transacciones electrónicas. De pronto se pudo comprar comida preparada. Y ropa. Y portátiles.

Cuando se declaró el cese de la emergencia sanitaria, despegó el comercio de "infoproductos": cursos, talleres.

Hoy el comercio de infoproductos implica muchísimo dinero. Pero lo relevante no es el volumen de las transacciones sino la posibilidad de acceder a conocimientos mucho más rápidamente que antes.

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